Capítulo 34
María estaba pelando una manzana, aunque deseaba taparle la boca a su querido hijo para que no dijera esas cosas.
Pero...
Ya era tarde.
El niño ya había hablado y, aunque quisiera, no podía taparle la boca a tiempo.
Temiendo que Alejandro malinterpretara que ella había enseñado al niño a decir eso, rápidamente le dijo a Carli, —¡Cariño, qué tonterías estás diciendo!
—Papá está muy ocupado y no tiene tiempo, no le pongas en aprietos, ¿sí?
María habló con urgencia, su ritmo acelerado y su tono elevado, sonando más como una reprimenda.
Carli, al escuchar a su mamá, abrió los ojos grandes, lleno de tristeza.
—Mamá, ¿hice algo mal para molestar a papá?
La carita inocente de Carli mostraba terror, sus ojos grandes reflejaban pánico, mirando a María con timidez, lleno de tristeza y lástima.
Esa mirada era como un cuchillo que se clavaba profundamente en el corazón de María.
Causándole un dolor agudo.
Su respiración se detuvo de repente.
Como si una mano invisible apretara su corazón, tan fuer

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