Capítulo 13
Sin Rosa, nadie llevaba ni recogía a Diego. Carlos estaba ocupado y Patricia solo pensaba en comprar, así que el chofer se encargó.
Pero últimamente, Diego parecía cada vez más reacio a ir al colegio.
Ese día, Diego se quedó en la entrada del kínder, con la mochila al hombro, los ojos rojos y una expresión de tristeza y terquedad.
Un grupo de niños lo rodeó, señalándolo entre risas hirientes.
—¡Diego no tiene mamá!
Un niño gordito sacó la lengua y agregó burlón: —Mi mamá dice que la suya lo abandonó.
—¡Mentira!
Diego se lanzó sobre él y ambos comenzaron a pelearse.
Los gritos fueron subiendo hasta que la maestra corrió a separarlos.
Ese día, por primera vez, la escuela llamó a Carlos. Estaba en reunión cuando la maestra le informó que molestaron a su hijo, y su rabia estalló.
Ordenó a sus guardaespaldas que arruinaran el trabajo de los padres del niño gordito, vengando así a Diego.
Pero el verdadero problema seguía sin resolverse.
Rosa no volvería.
De regreso a casa, Diego lloraba enco

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