Capítulo 60 ¿Fiebre o deseo?

Bajo la mascarilla, sus mejillas ya estaban completamente enrojecidas mientras pestañeaba suavemente. Nora permanecía en silencio, de pie. —¿Cuánto piensas cobrar por ti misma? Pasó un largo rato antes de que la voz ronca de Martín sonara en su oído. Su corazón se tensó al instante. Alzó la mirada hacia él. Su expresión era tranquila, sin el gesto burlón que solía tener. Por un momento, no supo si aquello era otra de sus pruebas. Guardó silencio unos segundos y, apretando los dientes, le respondió de frente: —No tengo pensado vender mi cuerpo. —¿Gratis entonces? La comisura de sus labios se curvó con un toque perverso; levantó una ceja y volvió a preguntar: —¿Qué es lo que buscas? Nora trató de calmar el ritmo acelerado de su corazón, obligándose a levantar la cabeza. Sus ojos se clavaron con seriedad en los de él y, con voz clara, soltó dos palabras: —A ti. Sus largas y densas pestañas se cerraron de golpe; la expresión en sus delicadas facciones, que aún conservaban un dejo de burla,