Capítulo 94
—El infortunio que ella sufrió anteriormente fue culpa mía. Desde ahora, ella es mi novia, Manuel, y se convertirá en Señora Gómez.
Comencé a temblar, las lágrimas querían caer incontrolablemente.
Intenté con todas mis fuerzas no llorar, pero, aun así, mis ojos se humedecieron.
No podía ver claramente las expresiones de la gente, ni deseaba volver a ver el rostro sombrío de Víctor.
Solo sabía que Manuel me estaba defendiendo en público, dándome su apoyo.
Él quería usar su identidad de Manuel para limpiar mi pasado deshonroso.
Quería sacarme de las dificultades.
Víctor quería regañar, enfurecido, pero María lo detuvo.
María habló con dulzura: —¡Bendiciones al presidente Manuel! ¡Bendiciones... Señorita Sara!
Su rostro encantador ocultaba un ligero celo y envidia, difíciles de detectar.
Le dijo a Víctor, que mantenía el rostro ensombrecido: —Víctor, mira cómo el presidente Manuel persigue valientemente el amor. ¿No deberíamos...?
Víctor soltó una risa fría: —¿Qué nos pasa?
María se quedó

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