Capítulo 21

Rubén estaba completamente aturdido; su mente se volvió un lío absoluto. ¡Ángela lo sabía todo! Una oleada de pánico y desesperación recorrió todo su cuerpo, haciéndolo temblar de forma incontrolable. Mateo, sin entender nada, arrugó la frente y preguntó con inquietud: —Angi, ¿acaso Rubén te hizo enojar? No te preocupes, yo mismo me encargaré de darle una lección. Ángela negó con la cabeza y, con calma, sacó de su bolso un sobre que contenía una prueba de ADN fetal. —Abuelo —dijo ella, con la voz firme pero contenida—. Todo lo que dije es verdad. No es un arrebato ni una rabieta. Aquí tienes las pruebas. Mateo, con las manos temblorosas, tomó el documento. El resultado era claro y devastador: el niño que Ángela llevaba en el vientre no era hijo de Rubén. Rubén ya intuía de qué se trataban esas "pruebas" y, desesperado, intentó explicarse: —Angi, las cosas no son como tú piensas... Ángela soltó una carcajada. —Ah, ¿no? ¿Entonces vas a decirme que no fuiste tú quien me drogó? ¿Que no fui