Capítulo 128 Perdido en el amor

—Pero esto es demasiado valioso... Antes de que Susana terminara de hablar, Santos le dio una palmada en el hombro. La voz del joven era cálida y agradable: —Para mí, esto aún me parece poco, Susana. Todos te están esperando; vuelve pronto. Dicho esto, Santos dio un paso para marcharse. Susana, algo impotente, se dio la vuelta y chocó de golpe contra un pecho firme y fuerte. Se frotó la nariz e hizo una mueca al levantar la mirada, encontrándose con un rostro tan perfecto que parecía esculpido por los dioses. Los ojos negros y alargados del hombre mostraban una sonrisa leve, y sus rasgos, tan definidos y elegantes, eran de una belleza abrumadora: —¿Él te está cortejando? Cuando el hombre habló, sus labios se curvaron con una ligera sonrisa, pero el aire a su alrededor se volvió inexplicablemente frío. —Se podría decir que sí. —Respondió Susana con cierta duda. Apenas lo dijo, sintió que el ambiente se volvía aún más helado. Se abrazó los brazos, pensando si aquella noche hacía tanto fr