Capítulo 83 ¡Qué pequeña es la vida!

Unos días después, me puse el hermoso vestido de noche que Fabián me había regalado. En el espejo, mi rostro radiante se veía aún más sereno y elegante gracias al delicado vestido blanco lleno de pureza. Por lo general no me preocupaba por la apariencia, pero no sé por qué, al ponerme este vestido de noche, de alguna manera me sentí nerviosa. Bajé con elegancia las escaleras y Fabián ya estaba esperando en el vestíbulo desde temprano. Al escuchar el ligero sonido de mis tacones, levantó la vista hacia mí. En el momento en que nuestros ojos se encontraron, mi respiración se detuvo de forma abrupta y mis manos se apretaron instintivamente. Pude ver con claridad que Fabián estaba petrificado en su lugar, sus ojos brillando con una mezcla de emociones intensas y complejas, como si quisiera devorarme. —¿Es... no está bonito? Pregunté con duda sin pensarlo. Fabián pareció estar desconcertado por unos segundos, luego sus labios se curvaron en una suave sonrisa, y se adelantó, extendiendo su