Capítulo 25

—Ese hombre es tan guapo, Luisa. ¿Acaso viene hacia ti? La llegada de Federico había causado un gran revuelo en la escuela. Tenía un aspecto atractivo y, además, un lujoso carro lo recogía, convirtiéndolo rápidamente en el centro de atención del campus. Cuando se acercó a ella, todo el cuerpo de Luisa empezó a temblar. —Luisa. Federico la llamó por su nombre con intimidad, como si nunca hubieran discutido. Luisa retrocedió dos pasos, con el rostro lleno de desconfianza. —¿Qué diablos quieres? —Luisa, te he extrañado mucho. Por favor, perdóname esta vez. Ya sé que me equivoqué, ¿sí? Mira, te traje tu roll de cristal de lluvia nocturna favorito y también tu agua de castaña y jengibre. Sacó las cosas que llevaba en las manos como si fueran un tesoro. Luisa bajó la mirada para echarles un vistazo: todo era lo que ella había deseado con tanta ilusión en el pasado. Sin embargo, Federico nunca lo había hecho realidad. El roll de cristal de lluvia nocturna estaba a poco más de diez kilómetros