Capítulo 26
Federico aún quería decir algo más.
Justo en ese momento, Héctor entró apresuradamente. —Señor Federico... n-no está bien, ¡la empresa tuvo un problema!
Después, echó un vistazo a Luisa.
Aquellos ojos estaban llenos de frialdad. —Vuelve. No sigas perdiendo el tiempo.
Federico apretó los dientes. —¡Luisa, espérame, espérame a que vuelva!
Cuando Federico llegó a la empresa, todo ya era un caos total.
Los empleados recogían sus cosas, apresurados, y salían corriendo; incluso alguien chocó con él.
—¿Qué están haciendo?
—Señor Federico, llegó justo a tiempo. ¡Las cuentas de la empresa están en números rojos y ya hemos quebrado!
Federico se quedó petrificado. —¿Qué dijiste?
—¡Los nuevos miembros de la directiva se llevaron todo el dinero! ¡Ahora las cuentas están completamente vacías!
Apenas terminó de hablar el empleado, los socios también llegaron.
Uno de ellos, furioso, se abalanzó hacia adelante y lo agarró del brazo. —¡Si no fuera por Luisa, nunca habría invertido en tu maldita empresa!

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