Capítulo 22

Al terminar la función en el teatro, el público salió uno tras otro, y casi todos tenían una expresión de satisfacción en la cara. Víctor se apoyó junto a la luz amarilla del farol, envolviendo su cara con la bufanda, deseando verla una vez más. Escuchó a varias personas elogiar la actuación de Sofía, diciendo que después de cinco años de silencio, ella había ganado una cualidad resistente y afilada como una espada. Sin darse cuenta, las comisuras de sus labios se levantaron; un inexplicable sentimiento de felicidad llenó su corazón. No pasó mucho tiempo antes de que aquella figura encantadora apareciera ante sus ojos. Sofía se había cambiado de ropa de escena, y su pequeña cara estaba escondida dentro de una gruesa bufanda de cachemira, corriendo felizmente hacia la intensa nieve. —¡Nicolás, ha vuelto a nevar! Giró en círculos entre la nieve y luego, emocionada, se lanzó al abrazo del hombre. —¡Me encanta este lugar! Nicolás le sacudió los copos de nieve del cabello. —¿Es porque aquí