Capítulo 276

Su mano empezó a acariciarme la espalda de arriba abajo y un suave gemido escapó de mis labios. Osirio rió entre dientes, juguetonamente, cerca de mi oído, disfrutando de mi reacción a sus tiernas caricias. Supongo que mis desesperadas plegarias fueron escuchadas, ya que Osirio parecía estar de un humor inusualmente bueno. Me pregunté qué habría pasado para que él cambiara tanto. Sinceramente, no me importaba no saberlo mientras siguiera tratándome con tanto cariño. Su mano se deslizó más abajo, desde mi espalda, para trazar la curva de mi cintura antes de descender aún más para acariciar la curva de mis caderas y luego mis nalgas. Mi cuerpo empezó a retorcerse contra el suyo en respuesta a sus caricias seductoras, mientras mis gemidos se hacían más fuertes a cada segundo. Si esto sigue así, probablemente lo volvamos a hacer, aunque acabamos de tener sexo anoche. Sus caricias en mi cuerpo se volvieron rápidamente más intensas y mi respiración empezó a ser entrecortada mientras el deseo