Capítulo 41

—¡Que se ponga arrogante por un buen rato, después del examen de graduación de secundaria, a ver cómo sigue siendo esta mujer! Camila regresó al dormitorio para recoger algo de ropa y libros, y salió a toda prisa de la escuela con su maleta. En la puerta de la escuela, compró unos helados y se dirigió a la esquina, donde un auto lujoso la estaba esperando desde hacía tiempo. Raúl la vio, cruzó tranquilo los brazos y apartó la cabeza, frunciendo los labios enfadado. —¡Yo estoy herido y ni siquiera te preocupas por mí! Camila mordió despreocupada el helado, mirando la parte trasera redondeada de la cabeza del joven, y de repente sintió que este tipo tenía en realidad cierto encanto. Sonrió y le lanzó con rabia dos paletas de hielo. —Una para comer, otra para aplicar. Luego le lanzó otra al conductor. —Hace un poco de calor, comamos antes de irnos. El conductor le agradeció. —Gracias, señorita Camila. Raúl finalmente sonrió, rasgó el envoltorio de la paleta, y mientras comía entretenido s