Capítulo 946
Esto no es justo.
Alicia miró al conductor y dijo: —Detén el auto.
Pero el conductor no se atrevió a moverse, no se atrevía a parar.
Alicia miró a Roberto con rabia: —Déjame ir.
—Imposible, no voy a hacerlo.
Roberto respondió casi por instinto al escuchar esas palabras; no quería soltarla.
En estos días, ni siquiera se había atrevido a ver a Alicia, pensando que, una vez terminado el juicio, su relación cambiaría.
Pero hace un momento, al verla con otro hombre, toda su racionalidad colapsó al instante y ya no pudo controlarse.
Alicia lo miró fijamente: —¿Qué es lo que quieres?
—No quiero romper.
Alicia, furiosa, se echó a reír: —¿No te das cuenta de lo que estás diciendo?
La mirada de Roberto era fría y decidida: —Lo tengo muy claro.
Alicia apretó los dientes y le dio un puñetazo a Roberto.
Usó toda su fuerza y le pegó en la cara.
Impulsada por la rabia, no tuvo la menor piedad; incluso llegó a escuchar el sonido de un hueso partiéndose.
El auto de lujo se detuvo de golpe a un lado de

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