Capítulo 89

Josefina mantenía la sonrisa mientras murmuraba entre dientes: —Temo que te lamas los labios y te mueras envenenado tú solo. ¡Él sabía perfectamente la situación con Federico y, aun así, tuvo el descaro de "felicitarla"! Josefina inspiró con fuerza. Si no hubiera descubierto lo de Federico y Andrea justo antes de la boda, entonces mañana, cada "felicitación" de quienes ya sabían la verdad no sería más que una burla cruel a su ingenuidad. Si lo hubiera descubierto después del matrimonio, esas "felicitaciones" se habrían convertido en puñales que le atravesarían el corazón. Por suerte, lo supo a tiempo, sin darles oportunidad de burlarse de ella. El hombre sentado a su lado soltó una risa baja. Las luces que se colaban por la ventana al compás del movimiento del auto rozaban su perfil en racimos brillantes. Sus labios se curvaron levemente, parecía estar de buen humor. —Hace un momento ya lo probaste. ¿Por qué sigues tan bien como si nada? Josefina ya había olvidado lo ocurrido antes, pe