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Capítulo 8 Andrea anuncia la identidad de Susana

Laura, al ser interpelada, respondió de inmediato: —Creo que sí, últimamente no ha ocurrido nada importante. Tiene que ser por eso. —¡Vaya, Dolores es increíble! —Patricia miró a Dolores con entusiasmo, llena de halagos. —Entre las chicas de nuestra generación, Dolores es sin duda la más sobresaliente. Incluso consiguió llamar la atención de doña Andrea. Y pensar que ella ha pasado tantos años en el campo recuperándose y jamás se ha interesado en los asuntos familiares. —Así es, Dolores es admirable —añadió su prima Carolina con tono complaciente. Dolores sonrió apenas, aunque se mostró muy humilde. —Aún no sabemos si es por eso. —Ahora mismo no hay otro motivo, seguro que se trata de eso. —Afirmó Carolina con una sonrisa, mientras en el fondo sus ojos reflejaban tanto envidia como celos. Dolores también lo creía firmemente y la emoción se apoderaba de ella. Andrea, aunque retirada, seguía siendo la presidenta del consejo de la empresa. Su presencia imponía respeto; siempre seria, siempre exigente con todos los nietos. Dolores había intentado agradarle en varias ocasiones, pero jamás había obtenido de ella una actitud benévola. —Parece que doña Andrea ya te reconoce como la más destacada de esta generación —susurró Laura. —Debes ganarte bien a tu abuela. Quizás incluso considere darte acciones de la compañía. Dolores se sintió aún más exaltada. —Mamá, lo haré. Mientras seguían conversando, la puerta del privado finalmente se abrió. Andrea entró, seguida de Susana. Dolores fue la primera en verla y sonrió al saludarla. —Abuela, gracias por venir y por organizarme este banquete de celebración. —¿Banquete de celebración? —Andrea arrugó la frente, desconcertada. —¿No es por haber ganado el primer lugar en el concurso de piano de Santa Aurelia que organizó esta cena? —preguntó Dolores, incrédula. —¿Y desde cuándo un simple primer lugar en Santa Aurelia merece un banquete de celebración? —replicó Andrea, contrariada. Dolores sintió que la cara le ardía al instante. —Entonces... ¿Es por...? —Por Susana —contestó Andrea con frialdad. Susana dio un paso al frente desde detrás de Andrea. En el momento en que apareció, todas las miradas se fijaron en ella. Su cara era tan hermosa como impactante, y su porte resultaba aún más deslumbrante. Los gestos de Dolores y Laura se endurecieron al instante. ¿Susana? ¿Qué hacía allí? Con voz solemne, Andrea declaró: —Hoy los reuní a todos para anunciar algo muy importante: la verdadera señorita de la familia Valdez ha regresado. La mente de Dolores quedó en blanco. Todos los parientes se quedaron atónitos. —¿Qué significa eso? —¿Acaso Dolores no era la señorita de la familia Valdez? —Sí... ¿Será posible que Dolores sea la impostora y que ella sea la verdadera? —Al mirarla con detenimiento, notaron que Susana sí compartía ciertos rasgos con Laura. Los ojos de Dolores se llenaron de lágrimas y su cuerpo temblaba. ¿La abuela... Estaba destruyéndola en lugar de celebrarla? Laura sintió un dolor agudo en el pecho. Antes de que Andrea hablara de nuevo, se levantó y se colocó al lado de Susana. A Laura se le oprimió el corazón y, antes de que Andrea alcanzara a decir una palabra más, se levantó de inmediato y se dirigió hacia Susana. —Sí, en realidad, en aquel entonces tuve gemelas. Susana desapareció en ese momento y ahora la hemos recuperado. Ella y Dolores, ambas, son señoritas de la familia Valdez. Al terminar, recibió la mirada fulminante de Andrea, pero bajó la cabeza fingiendo no notarlo. —Con razón... Esta Susana se nota enseguida que es tu hija. —Es incluso más hermosa que la madre, realmente ha superado a la generación anterior. Benito, sin más remedio, soltó una risa forzada. —Sí, es maravilloso que Susana haya vuelto. Andrea condujo a Susana a sentarse. Los parientes, llenos de curiosidad, comenzaron a hacerle preguntas. Ella respondió con educación, con el equilibrio justo, lo que colmó de satisfacción a Andrea. Dolores, todavía en estado de shock, observaba la escena con un nudo en el pecho. Sus ojos, oscurecidos por el rencor, se clavaron en Susana. ¡Maldita sea! Esa mujer no solo había arruinado su futuro hacía poco, sino que ahora tenía la desfachatez de aparecer en este lugar. Dolores tenía los ojos enrojecidos. Laura, al notarlo, sintió una punzada de dolor. Nunca imaginó que Andrea traería a Susana con ella. Incluso comenzó a sospechar de sus intenciones. ¿Cómo había logrado Susana contactar a Andrea? Demasiado calculadora. —Susana acaba de volver del campo. Hay muchas cosas que aún no entiende, espero que todos la apoyen y la comprendan más —dijo Laura con una sonrisa forzada. ¿Del campo? Al escuchar eso, la sala quedó en silencio. En los ojos de Carolina apareció un destello de desprecio. Dolores se apresuró a añadir: —No te preocupes, Susana, yo te ayudaré en todo lo que necesites.

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