Capítulo 325
A ella le gustaba mucho el cantante Janni. También le gustaban sus letras; cada vez que las oía, se le llenaban los ojos de lágrimas. Con el tiempo, le tomó el gusto a escuchar otros estilos, sobre todo, dentro de la música pasada de moda, la de los llamados viejos sentimientos, los clásicos. No le agradaba el rock, sólo la música lenta. Hubo un tiempo en el que le gustaba mucho escuchar a Amrinder Gill, pues era quien mejor cantaba sus canciones. A todos sus compañeros de clase, también les gustaba Amrinder Gill, pero lo que ella más disfrutaba de él, eran sus temas lentos y de amor, además de los que había cantado en bandas sonoras de películas.
Stella era una persona muy extraña. Nunca había perseguido cosas lujosas o llamativas, por lo que siempre había proyectado una personalidad algo apagada. Probablemente por esa razón, RK se había fijado en ella.
Por su parte, él también, de hecho, era un poco extraño. Mientras la atención de casi todo el mundo se centraba en las cosas estrambóticas y llamativas, a él le gustaban las que tenían profundidad y carácter. Era completamente diferente a la gente que lo rodeaba. Tiempo después, Stella comenzó a comprender que, a lo mejor, fue eso lo que la enamoró de él. Definitivamente, estos dos no eran unos personajes comunes y corrientes.
Stella había pasado todo un día escribiendo cuando, desde el mundo en el que se encontraba, volvió en sí. Levantó la vista y vio un ramo de jacintos sobre la mesa. Iba a pedirle a RK que los pusiera en un jarrón, pero se dio cuenta de que había salido. Se incorporó lentamente, tomó el ramo de jacintos, ya marchitos, y colocó el nuevo. Una vez hecho todo lo anterior, consideró que era conveniente pararse y caminar un poco, así que recorrió lentamente la habitación.
La herida de la espalda se había ido adormeciendo poco a poco, y ya no sentía dolor. Mientras no se moviera bruscamente, no le dolería, por lo que pensó que no habría ningún problema para que, en los próximos días, le dieran el alta. En cuanto a la preparación del libro, después de tanto tiempo de duro trabajo, había llegado prácticamente a la mitad. Estimó que pronto podría publicarlo.
Al pensar en esto, Stella empezó a entusiasmarse. Era fácil para ella ser impulsiva cuando se sentía emocionada. Además, su mente no estaba concentrada en caminar, así que cuando, accidentalmente, tropezó con un obstáculo, cayó de espaldas. Su pensamiento, justo antes de desplomarse, fue que estaba acabada. Sintió un dolor profundo, y perdió el conocimiento.
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Cuando RK llegó adonde la familia Ricard, eran cerca de las seis de la tarde. Estaba un poco impaciente porque, a esa hora, debía ir a comprar la cena para Stella. Lamentablemente, no lo hizo, sino que se quedó conversando en casa de los Ricard. Recordando esto, se sintió culpable.
Tan pronto como Isabella vio a RK, inmediatamente corrió a abrir la puerta para darle la bienvenida.
"René, estás aquí. Ve a ver a Sophia. Lleva varios días sin salir de su habitación y no ha comido casi nada de lo que le han servido. Ha estado encerrada allí todo el tiempo, por lo que no hemos tenido más remedio que llamarte".
RK no quería hablar más de la cuenta con Isabella, así que se dio la vuelta y subió las escaleras. Tocó la puerta y entró.
"¡Fuera de aquí! No quiero ver a nadie ahora". Sophia estaba sentada frente a la ventana, viendo la puesta de sol, pero nadie sabía lo que estaba pensando.
"¿Tampoco a mí quieres verme?"
Sophia se dio la vuelta al oír que era RK.
"¿Te han llamado? Por lo visto no saben qué hacer". Sophia sonrió amargamente y giró la cabeza.
"Es cierto. Es la primera vez que veo a la señora Isabella tan frustrada", dijo RK. Cerró la puerta y se acercó a Sophia. "No olvido lo feliz que eras en el pasado. Recuerdo una vez, cuando suspendiste un examen, que estabas tan furiosa que hasta te peleaste con tus compañeros, pero un segundo después, ya te estabas riendo con ganas. Ahora, con este berrinche tan grande que has montado, alguna explicación tendrás que dar".
"No es nada, sólo quiero pensar en mi vida. En el pasado, te consideraba mi sueño y te perseguí como tal. Ahora que esta meta se ha ido, quiero encontrar otra para mí".
"Oh, eso es genial", asintió RK. "Sin embargo, no creo que sea bueno hacer una huelga de hambre".
"No voy a hacer una huelga de hambre, es sólo que no tengo apetito. Tampoco me he encerrado en mi habitación, si no, no hubieras podido entrar", dijo Sophia. Luego, vio por la ventana y comentó: "RK, mira qué cielo tan bonito hay hoy. Ahora mismo, he estado disfrutando de esta preciosa puesta de sol".
"El cielo es hermoso todos los días, y la puesta de sol también. Lo que pasa es que nunca le habías prestado atención", le dijo RK.
A decir verdad, tenía que admitir que, a ratos, RK hablaba como una anciana.