Webfic
Open the Webfic App to read more wonderful content

Capítulo 328

Confinada en la cama, Stella no tardó en aburrirse nuevamente. Al ver que RK estaba sentado a su lado y leyendo atentamente unos documentos, sintió que ella también tenía que comenzar su trabajo, por lo que se esforzó más en alcanzar la portátil, que aún yacía sobre la mesa. Pero seguía fuera de su alcance. Solo podía pasar las yemas de los dedos una y otra vez por sus bordes. ¿Quién la ayudaría? Apenas podía pensar en pedirle a RK que se la alcanzara. No hubo necesidad de hacerlo. En ese momento, Stella vio una mano blanca y delgada ayudándola. Ella alzó la vista y vio el rostro inexpresivo de RK. Una vez en posesión de su preciada portátil, Stella se apoyó nuevamente sobre la cama y RK volvió al sofá con sus documentos. No pasó mucho tiempo antes de que la joven se concentrara completamente en la escritura. Aparte del leve sonido del teclado al escribir, solo se escuchaba la lluvia cayendo fuera de la ventana. Era muy inusual que lloviera tanto en verano. El agua caía con un susurro débil, y Stella se absorbía cada vez más en él, a medida que escribía. Se trataba de una época especial de su vida, la escuela secundaria, cuando conoció a alguien muy importante para ella. Esa persona no era otra que Violet Bryant y juntas, aprendieron a tocar el piano. Violet era una joven de buena familia y sus padres eran gente de mente abierta. A su hija le gustaba el piano, por lo que ellos contrataron a un maestro para que le diera clases. Había aprendido a tocar durante la escuela primaria y se le daba muy bien. Cuando se conocieron, Stella, que era estudiante de primer año de secundaria, debió parecerle una novata a Violet. En todo caso, la chica se tomaba una hora diaria para enseñar a Stella a tocar el piano. Todos los días, al salir de la escuela, lo primero que hacía era ir a casa de la familia Bryant a estudiar con Violet, por eso David siempre creyó que su hija salía con una hora de retraso. Stella puso tanto empeño en aprender que, al final, su nivel de piano era casi comparable al de su joven maestra. Pero esto no fue suficiente para satisfacerlas a las dos. Stella también tomó algo del dinero que tenía ahorrado y se compró una guitarra. Ambas practicaron incansablemente durante más de un año, y como tenían un gran talento para aprender a tocar instrumentos musicales, no les tomó mucho tiempo volverse hábiles. Al poco tiempo de comprar la guitarra, decidieron adquirir dos flautas iguales. Les encantaba su sonido etéreo y distante. Así que cuando se graduaron de la secundaria… Las dos ya se habían convertido en muy buenas guitarristas. Violet tenía un estilo fascinante, si bien seguía siendo la más hábil con el piano, porque era el instrumento con el que estaba más familiarizada. Tan estrecha llegó a ser la amistad entre las chicas, que los padres de Violet consideraban a Stella como su ahijada. Estaban convencidos de que ella era una fuente de motivación para el aprendizaje de Violet. No obstante, al salir de la secundaria no pudieron ir a la misma universidad, ya que Violet decidió estudiar en el extranjero. Al cabo del tiempo, la chica fue considerada como un prodigio de la música, aunque su vida fue tranquila, porque se dedicó a enseñar en una escuela. Sin duda, le había ido bien. ‘¡Amiga mía, te deseo felicidad!’, pensó. Una vez en la universidad, Stella a menudo charlaba con Violet. De lo que su amiga le contaba, pudo inferir que estaba muy a gusto en todo lo que hacía. Había encontrado una nueva vida enseñando. Las dos todavía se recordaban y, a menudo, se enviaban mensajes. Más tarde, Violet regresó al campo y las amigas tuvieron la ocasión de reencontrarse, aunque Violet volvió a marcharse después de un tiempo. Stella solía visitar a los padres de su amiga, quienes llevaban una vida bastante retirada, aunque feliz. El señor Bryant era muy aficionado al ajedrez, mientras que a la señora Bryant le gustaba ver obras de teatro en casa. La pareja recibía a Stella con tanta calidez, que la joven sentía una entrañable sensación de intimidad cada vez que iba a su casa. Eso era algo que nunca había tenido junto a la familia Richard. Por eso, y por muchas otras cosas, estaba muy agradecida con Violet. Le alegraba tener una amiga tan buena, que fue como un cálido sol en su juventud. Stella apreciaba mucho su amistad. En esa parte del libro que Stella comenzó a escribir, decidió registrar sus recuerdos de la escuela secundaria. Lo curioso es que no había un romance juvenil, ni trabajo escolar pesado, ni diversión, ni juegos en el patio de recreo. Solo estaba la foto de ella y Violet sentadas en silencio junto a la ventana y tocando la guitarra. El resplandor del crepúsculo caía sobre la ventana poco a poco. No tenían dolor ni prisa, y solo había alegría y tranquilidad. Sintió que le gustaba el tenue resplandor anaranjado que dejaba en sus rostros el sol de color rojo sangre. A veces, algunas cosas parecían oscuras y poco destacables, aunque también eran las que más se echaban de menos al mirar al pasado, y las que más fácilmente conducían a las lágrimas. Y por más paradójico que pareciera, pensar en la juventud inevitablemente dibujaba una sonrisa en cada rostro. Stella no era la excepción. ¡La vida era tan agradable entonces! Como final del capítulo, Stella decidió escribir que… Pero al desviar la mirada del texto a la hora que se mostraba en la esquina de su pantalla, se quedó boquiabierta. ¡Ya eran las diez de la noche! De hecho, había escrito acostada boca abajo durante casi cuatro horas seguidas. Se sintió dichosa, porque nunca se esforzó tanto, ni siquiera durante su época de estudiante. Fue asombroso.

© Webfic, All rights reserved

DIANZHONG TECHNOLOGY SINGAPORE PTE. LTD.