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Capítulo 341

Stella estuvo de acuerdo con las sensatas palabras de Emily. El éxito de la compañía RK no se debía solamente a los sólidos cimientos de la familia Kingston, sino también a que RK era muy talentoso para todo. Parecía que no había nadie que pudiera competir con él. Siempre había tenido una destreza particular para el liderazgo en cualquier área. Antes solía pensar en él como un malvado hombre de negocios que no se preocupaba por nada más que por sus intereses. A decir verdad, ese aire frío y despiadado sí era un rasgo distintivo de su personalidad. Sin embargo, no era un villano embrujado por sus intereses personales. Aunque no fuera amable, nunca lastimaría a otros por su propio beneficio. Además, Stella estaba segura de que RK resolvería sin problema el asunto relacionado con la calidad del personal. En la tarde, como era de esperarse, Violet recogió a Adrian para que fuera a visitar a Stella, quien yacía en la cama, mirando al cielo con los ojos colmados de tristeza. Los últimos días habían estado plagados de sorpresas. Sentía que su corazón estaba al límite. Primero, se había lastimado y había sido ingresada al hospital. Después, a causa de un nuevo golpe, se había abierto de nuevo la herida. Estaba traumatizada. Además, la habían importunado una y otra vez en los últimos dos días con noticias imprevistas. De hecho, sentía que tenía el alma destrozada. En efecto, tenía una necesidad imperiosa de asimilar toda esa información sola. "Stella, cof, cof, cof... ¡Mira quién está aquí!". Al volverse, vio a Violet contenta de la mano de Adrian. "Linda, mi esposa regresó. ¿Por qué no me avisaste?", preguntó Adrian con un puchero y una marcada expresión de insatisfacción. "¿Cuál es el problema? ¿Ahora que te conseguiste una esposa vas a abandonar a tu madre?". Stella hizo un puchero imitándolo y puso su mejor cara de disgusto. "Linda, sabes que te amo más", se apresuró a responder el pequeño que, al notar los celos de Stella, comenzó a actuar como un niño mimado. Stella le lanzó una mirada y quedó satisfecha. "Violet, ¿hoy te vas a ir?", preguntó mientras le entregaba a Adrian una bolsa de bocadillos y una tableta para que se acomodara en el sofá. "Hoy vine preparada para todo. ¿Sabes algo sobre lo que hizo mi jefe en nuestro comité de revistas?". "Le envió un correo a la persona más importante del comité y me recomendó como una de las mejores aspirantes. Debo ir a anunciar mi candidatura", explicó Violet con una enorme sonrisa en el rostro, que parecía decir: "Soy increíble". "¿Es decir que no volverás?". "Claro que no, mi querida amiga está en el hospital. ¿Cómo podría dejarte sola? Somos el mejor equipo, ¿verdad?", replicó Violet y le acarició la cabeza con entusiasmo. "Jajaja...", se rio Stella con un aire de complicidad. Sin embargo, no alcanzaba a comprender el extraño comportamiento de Violet... Todos conocían sus extraordinarias habilidades para el piano y creían que tenía el talento necesario para estudiar música, pero ella insistía en ser reportera. Incluso había enviado borradores y artículos a revistas y otros medios... Aunque era un estilo de vida placentero, no podía compararse con el reconocimiento que recibiría en la música comercial. Stella pensaba que el razonamiento de Violet era completamente inusitado. En la escuela, solía ser una matona conocida por todos. Aunque nunca había asistido a una clase de artes marciales ni de taekwondo, tenía talento para la lucha. ¡Sus delicadas manos, tan virtuosas para el piano, no mostraban piedad en los enfrentamientos! Aunque Stella solía ser una joven insulsa, por lo menos se había ganado una reputación de chica elegante y prodigiosa. Violet era diferente. Aunque era talentosa, no tenía nada de "chica elegante". A pesar de que ambas habían ganado muchísimos admiradores después de haber tocado el piano en la fiesta de año nuevo y de que varios chicos se habían enamorado de ella, casi nadie tenía el coraje de acercársele, pues era demasiado violenta. En ocasiones, los estudiantes le preguntaban a Stella cómo conseguía llevarse bien con Violet a pesar de su carácter agresivo. Solían considerar a Stella como una chica tranquila y reservada. A muchos jóvenes les gustaban las mujeres elegantes y plácidas como ella. Además, su piel clara y su belleza transmitían un aire refrescante. Encima era muy talentosa. Los artículos que escribía solían publicarse en el tablero de noticias de la escuela. Los estudiantes, hombres y mujeres, se reunían para echarle un vistazo a su escritura artística. En tres años de escuela secundaria, siempre había sido el centro de atención, de modo que muchos chicos deseaban ganarse su favor. Ella acostumbraba a rechazarlos con una frase tajante: "No me gustan los hombres que quieren entablar una relación en la escuela secundaria". Era la verdad. Es más, nunca sintió nada por ninguno de sus enamorados, simplemente porque creía que todos eran unos tontos. Siempre que veían a una chica guapa, se ponían en la tarea de conquistarla molestándola una y otra vez. Por eso Stella nunca tuvo una relación o ningún tipo de intimidad con un chico en los tres años que duró la escuela secundaria. Desde luego, en sus cuatro años de universidad, tampoco había sido demasiado afectuosa con ningún hombre.

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