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Capítulo 4

"Así es. Xenophilius y yo hemos estado enamorados desde hace mucho tiempo. De hecho, su accidente automovilístico fue falso. Por otro lado, yo soy la mujer que lo satisface todos los días. A pesar de haberte enterado de la verdad, no podrás hacer nada, pues ya has firmado el divorcio", dijo Jessamyn. Vivianna retrocedió un par de pasos. Aunque su rostro estaba pálido, la sangre parecía correr por todo su cuerpo. ¿Su marido se acostaba con Jessamyn todas las noches? Todos esos días en que Xenophilius estuvo fuera en sus viajes de negocios... Todas esas excusas para no volver a casa, ¿fueron por culpa de esta mujer? La invadió una intensa sensación de dolor, mientras luchaba por respirar. "¿Quién era ese hombre? ¿Quién fue el b*stardo que conseguiste que se acostara conmigo anoche?", preguntó Vivianna a gritos y con lágrimas en los ojos. Jessamyn la miró con irritación. "¿Qué más da quién haya sido? Lo único que importa es que te acostaste con ese hombre". "¡Dime quién fue! ¡Quiero saber su nombre!", la cuestionó alzando la voz, como si se estuviera volviendo loca. La otra chica apartó la cara con molestia. "Anoche, contratamos un gigoló para que estuviera contigo. Sin embargo, él dijo que otro hombre había entrado en tu habitación primero, pero como él no estaba interesado en un trío, se fue. Por eso, no sabemos si era un hombre feo o viejo. Nadie sabe quién fue". "No te creo nada. Puedo comprobar las imágenes de las cámaras de vigilancia", dijo Vivianna temblando de ira. "¡Qué coincidencia! Ayer, el sistema de grabación del hotel estaba descompuesto", dijo Jessamyn sonriendo con aire de suficiencia. Ese lugar le pertenecía a la familia Lambert. El rostro de Vivianna estaba tan blanco, que parecía una sábana. No cabía duda de que habían tramado las cosas de una manera impecable. En ese momento, se acercó Xymeria con su pasaporte en la mano y lo arrojó frente a ella. "Tómalo y vete rápidamente". Vivianna lo agarró antes de voltear a verlas. Estaba enfurecida, pero sobre todo dolida y sintiendo un asco absoluto. Las odiaba con todas sus fuerzas, por lo que moriría asfixiada si se quedaba un segundo más. "Las desprecio con toda el alma", gritó la chica con las lágrimas escurriéndole por el rostro. De pronto, ella se dio la vuelta y echó a correr hacia la puerta con desesperación. Al ver alejarse la esbelta figura de Vivianna, Xymeria y Jessamyn se miraron entre sí. Finalmente, habían ahuyentado a esa mujer tan molesta. .... Cuatro años después, en el aeropuerto, una chica sostenía un cartel de bienvenida. "Jefa de diseño, Vivianna Carlewood". Sus ojos buscaban frenéticamente entre la multitud a la persona que estaba esperando. En realidad, su mirada se enfocaba en las mujeres más elegantes y dignas. En ese momento, alguien que caminaba relajadamente empujando un carro con dos maletas grandes se acercó a ella. Un niño pequeño con una camisa de mezclilla, pantalones cortos grises y zapatillas beige iba sentado arriba del equipaje. Entre la multitud, se destacaba la figura hermosa y esbelta de esa chica. Ella llevaba el cabello recogido en un chongo casual. Su atuendo era simple, pero pulcro, mientras que su delicado rostro, de piel suave y rasgos exquisitos, provocaba que las otras mujeres sintieran envidia de ella. Por otro lado, la buena apariencia del pequeño que estaba sentado sobre el equipaje era evidente, a pesar de que solo tenía entre tres y cuatro años. Su cabello era negro y corto, además de que un gracioso flequillo cubría su frente. Debajo de sus cejas pobladas, brillaban un par de vivos ojos de color de obsidiana. Con una nariz perfectamente bien formada, una boca delgada y su piel pálida y tierna, parecía un joven modelo recién salido de la portada de una revista. Las chicas que pasaban miraban al niño, sin poder resistirse a exclamar que era muy guapo. ¡Realmente les gustaría llevárselo a su casa! "Mami, ahí está la chica que vino a recogernos", dijo el pequeño, con una voz graciosa. Vivianna frunció los labios llena de ternura y sonrió. Aunque su hijo todavía era muy pequeño, poseía un gran vocabulario. Ella tomó un pequeño respiro. No esperaba volver a esa ciudad después de cuatro años. En ese entonces, se había ido llena de resentimiento, pero ahora, había regresado con el corazón tranquilo. Ella era la única persona que sabía por todo lo que había pasado en los últimos cuatro años. En ese tiempo, ella se transformó y se hizo fuerte. Tenía que serlo, porque ahora era una madre soltera.

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