Capítulo 8

El semblante de Jessamyn cambió. Eligió esa empresa pensando en adquirir unas joyas originales, pero cuando revisó el folleto de presentación, se sorprendió al ver que Vivianna era la jefa del departamento de diseño. Así que, inmediatamente la eligió a ella. Había esperado con ansia el momento en que pudiera mostrarle su gloriosa posición actual, solo para ver la mirada de enojo en el rostro de quien fuera su mejor amiga. Sin embargo, lo único que ahora veía era una gran indiferencia en el rostro de la chica. No estaba dispuesta a aceptar eso. "Vivianna, ¿te gustaría que habláramos del pasado? ¿Cómo has estado?", preguntó Jessamyn. "Señora Lambert, si solo tienes curiosidad sobre mi vida, no creo que sea el momento adecuado. Ahora, si quieres que me encargue de diseñar esas joyas, dime qué te gustaría", respondió de manera determinante. Aunque Vivianna la odiaba al grado de querer mandarla al infierno, podía soportar cualquier cosa por su hijo. Jessamyn la miró de pies a cabeza. Su rostro era rojizo y brillante, lo cual contrastaba con su serio traje gris. Su vestimenta era apropiada para ese entorno y la hacía lucir como una persona capaz. Sin embargo, ella estaba muy disgustada. ¿Cómo era posible que Vivianna fuera la jefa de los diseñadores? Ella conocía su talento para dibujar, incluso le gustaban algunas de sus pinturas, pero consideraba que solo era uno de sus pasatiempos. ¿Cómo era posible que ella hubiera ascendido tanto como para liderar el departamento de diseño de una empresa? Realmente, eso no debía ser, lo justo sería que se encontrara angustiada e impotente ante su miserable vida. Jessamyn se percató de que ella no quería hablar del pasado, así que se puso de pie y dijo: "Te daré tres días para que me entregues un proyecto que me satisfaga. Si no logras hacerlo, no me culpes, pero no podré considerar nuestra antigua amistad, y tendré que quejarme con tu jefa de tu incompetencia. Veremos cuánto tiempo permaneces en tu puesto". Dicho eso, ella caminó con arrogancia hacia la salida. Cuando llegó a la puerta, giró la cabeza y arqueó las cejas con orgullo. "Debes tener en cuenta que este es mi territorio. Las cosas no serán fáciles para ti si insistes en permanecer aquí". Fuera de la oficina, un par de grandes ojos de obsidiana miraban la escena a través de la ventana, con un evidente rastro de ira. ¡Maldita sea! ¿Cómo se atrevía esa mujer a amenazar a su mami? Vivianna volvió a apretar los puños sintiéndose provocada por las amenazas de Jessamyn. ¡Pero no la dejaría ganar tan fácilmente! La chica estaba tranquila, ya que no le tenía miedo. Al darse cuenta de que Vivianna no parecía intimidada por ella, la expresión de Jessamyn reveló un gran disgusto. "Xenophilius y yo ahora somos muy felices. Te advierto que no puedes aparecer frente a él, pues se siente muy disgustado tan solo de pensar en ti". Vivianna sonrió ligeramente, antes de responder: "No te preocupes, no tengo tiempo para eso". Jessamyn se percató de que no lograba sacarla de sus casillas y sintió que estaba sucediendo algo extraño. ¿Había perdido la memoria? ¿No recordaba lo que pasó cuatro años antes? ¡Debería estar furiosa con sus provocaciones! "Nos veremos pronto, señora Lambert". Después de decir eso, Vivianna abrió la puerta y salió. Sin embargo, ella no se dirigió hacia su oficina, sino al baño. Sus ojos estaban dolidos, al tiempo que un sinfín de emociones extrañas surgían en su corazón. Como no quería que su hijo la viera con ese aspecto, tenía que recuperarse antes de aparecer frente a él. Sin embargo, ella no sabía que cerca de ahí, Zephaniah la estaba mirando con una expresión de dolor. El niño apretó sus pequeños puños. '¡Seguramente mami está enojada!', pensó en silencio. Entretanto, Jessamyn estaba saliendo del edificio, seguida de varios asistentes que la despedían con amabilidad. Cuando Vivianna salió del baño, vio que su hijo estaba esperándola parado en el pasillo, por lo que se sorprendió, pero le sonrió rápidamente. "Zeph, ¿por qué estás aquí? ¿No te pedí que fueras a jugar con la señorita Winslow?". El pequeño la observó dándose cuenta de que ella tenía los ojos rojos, por lo que extendió los brazos para rodear su pierna. "¡Mami!". "¿Qué ocurre?", preguntó ella con curiosidad, mientras se hincaba para estar a la altura del pequeño. El pequeñín sacudió la cabeza con decepción. Sería bueno tener un papá. Él todavía era muy joven y no podía proteger a su mamá de la gente mala que intentaba hacerle daño. "Mami, si papá estuviera aquí, tú no tendrías que trabajar tanto", dijo. Viviana se sorprendió. ¿Por qué Zeph estaba pensando en eso? "¡A mí me gusta mi trabajo! No me resulta difícil, además tampoco es tan extenuante; me encanta dibujar", aseguró Vivianna, tratando de tranquilizarlo con una sonrisa. Sin embargo, el pequeño había escuchado la conversación de su mamá con esa mujer tan bien vestida y sabía que había tratado de intimidarla. Eso él no podía soportarlo y se había puesto furioso. "De todos modos, sería genial que papá estuviera con nosotros, él podría protegerte".