Capítulo 14
Los fuertes rayos del sol atravesaban sin mucho esfuerzo las persianas de la oficina de la casa de Lucien. Él estaba sentado en su escritorio frunciendo el ceño mientras hacía de todo para concentrarse en lo que debía realizar.
Pero sin importar lo mucho que se esforzara, la mente del hombre insistía con hacerlo pensar en tan solo una cosa en particular: su encuentro con aquella mujer rubia.
Él suspiró, dándose por vencido, y decidió que lo más oportuno era dejar el trabajo a un lado para masajear su cabeza.
Entonces, como si lo hubiera escuchado suspirar, Lucas tocó la puerta y seguidamente ingresó a su oficina.
Tras notar que su jefe se veía muy estresado, él le preguntó: “Joven maestro, ¿hay alguna cosa que pueda hacer por usted?”.
“No realmente”, respondió Lucien mientras sacudía la cabeza y le preguntó con un tono de voz que dejaba bastante claro lo agotado que estaba: “¿Cómo le está yendo a Grey Enterprise?”.
El asistente parecía estar acostumbrado a que su jefe le hiciera esa clase de preguntas después de haberse encontrado con su exesposa, por lo que estaba completamente preparado para responderle.
Él se acomodó en su lugar y le respondió sin rodeos: “Hace poco, el equipo publicitario del Grey Enterprise lanzó el tráiler de su siguiente juego, y en este momento su equipo de comunicaciones está trabajando arduamente con el fin de promocionar sus más recientes casas futurísticas en distintas redes sociales. Además, su serie de productos Athena está vendiendo mejor que nunca gracias al apoyo que están recibiendo por parte de la Corporación Heinrich. No obstante, hay algunas personas en internet que admiten no sentirse muy contentas por el ascenso de la Sra. Grey”.
Lucien parecía estar sorprendido por ese último punto, por lo que le preguntó a su asistente: “¿Y a qué se debe eso?”.
“Hay quienes creen que la Sra. Grey solo... se acostó con todos los que debía para llegar a la cima”, replicó Lucas.
Lucien sabía lo cruel que podían llegar a ser las personas en internet, pero no podía creer que fueran capaces de crear semejantes rumores. ¿Acaso no estaban yendo demasiado lejos?
Honestamente, la “Ariadne” que él conocía solía ser una esposa obediente y bondadosa, a diferencia de la actual Alexandra Grey, o mejor conocida como la presidenta Grey.
En cualquier caso, ella no era una persona sedienta de poder, por lo que era poco probable que hiciera algo así.
Lucien volvió a suspirar e intentó dejar de pensar en ella, pero inadvertidamente terminó provocando el efecto contrario.
“¿Y qué está haciendo su equipo de comunicaciones con respecto a este rumor?”, preguntó él.
“No han dicho nada al respecto, probablemente solo están esperando a que las personas se olviden del tema”, respondió Lucas.
«El silencio es la mejor respuesta que se le puede dar a un tonto», pensó Lucien e inconscientemente se formó una pequeña sonrisa en su rostro, lo cual tomó por sorpresa a su asistente. Después de todo, él nunca había sonreído de esa forma, ni siquiera cuando estaba con Octavia, la mujer que él decía que amaba con todo su corazón.
Y todo esto era por culpa de su exesposa, una mujer que supuestamente no quería saber nada de él.
Entonces, una vez que escuchó todo lo que quería saber, Lucien levantó su mano y le pidió a su asistente que se retirara. Después de que se fue, él intentó regresar a su trabajo, pero al final optó por ir a tomar una siesta a su habitación.
En el instante en que abrió la puerta de su cuarto, un fuerte olor a lavanda golpeó su nariz. Aquel aroma se disipó rápidamente, pero después de inspeccionar el lugar en el que se encontraba, se dio cuenta de que había entrado a la habitación de Alexandra sin pensarlo.
Conforme más se adentraba a ese lugar, su cerebro más le decía que saliera de allí, mientras que su corazón quería que él siguiera adelante. Él finalmente se detuvo en frente de lo que solía ser el escritorio de Alexandra, en donde pudo ver un marco que contenía una foto del día que se casaron.
Él tomó el marco de flores con su mano antes de caminar lentamente hacia la inmaculada cama y sentarse para examinar aquella foto de cerca.
Alexandra se veía muy contenta mientras vestía aquel hermoso vestido de novia blanco hecho a su medida, el cual resaltaba su figura de una manera que él no había notado hasta hace poco. Sus bellos ojos grises brillaban frente a la cámara debido a la emoción que sentía por su nueva vida como mujer casada mientras que abrazaba al hombre que verdaderamente ya no amaba tanto como antes.
Con ese cabello castaño peinado perfectamente, ella incluso parecía un personaje sacado de una novela, cuya vida había sido planeada para tener un final muy feliz.
Mientras que Lucien, por mucho que lo había intentado, realmente no estaba interesado en estar con esa mujer y le importaba muy poco lo que había ocurrido ese día.
Pero ahora que volvía a mirar la única foto en la que aparecían juntos como marido y mujer, él sintió un poco de arrepentimiento.
En lo más profundo de su ser, él deseaba no haber tratado a Alexandra de una forma tan mala y por lo menos haber intentado cumplir con sus deberes como esposo, aunque no fuera en la intimidad.
Suspirando, Lucien se recostó en la cama y se relajó en el momento en que cayó sobre el cómodo colchón.
¿En verdad había sido un esposo tan malo?
Mientras su mente divagaba, el relajante aroma a lavanda de Alexandra pasó a través de sus fosas nasales hasta su cerebro.
A diferencia de Octavia, a quien le gustaba el fuerte aroma a rosas, Alexandra siempre prefirió los olores suaves, demostrando que no todo podía ser satisfecho con dinero...
Entonces, Lucien se quedó paralizado cuando se dio cuenta de que había vuelto a comparar a Alexandra con Octavia.
Eso provocó que él volviera a suspirar, algo que ya llevaba haciendo muy seguido. Él estaba a punto de dejar el marco de flores donde lo encontró cuando de repente algo en la foto llamó su atención.
Una persona llevaba puesto un collar con un rubí rojo de edición limitada de su compañía, el cual solo una persona podía tener.
¡Octavia!
Él recordó habérselo regalado hace cuatro años, después de que la división de joyería de su empresa tuviera mucho éxito.
Y si él no se equivocaba, ella le había informado que se encontraba muy mal de salud y que iría a ver a un doctor de alto nivel.
La persona que llevaba el collar en esa foto estaba cubierta de pies a cabeza con un vestido y un sombrero negros, lo cual la hacía sobresalir entre la multitud gracias a que todos los demás habían ido vestidos con ropa de colores más claros. Pero a pesar de todo eso, resultaba muy complicado identificar el rostro de aquella misteriosa persona.
Lucien creía haber reflexionado demasiado sobre este descubrimiento cuando de repente le empezó a doler la cabeza, por lo que decidió colocar la foto a un costado para poder masajear el lugar en donde sentía más dolor. Él no podía notarlo, pero poco a poco se dejó llevar por el relajante olor a lavanda y, de un momento a otro, se quedó completamente dormido.
Sin saberlo, esto que acababa de realizar iba a tener un efecto dominó que sacudiría toda la red social.