Capítulo 7
No se sabía cuánto tiempo había pasado cuando de pronto las luces se encendieron de nuevo.
La fiesta estaba llegando a su fin. Belén estaba a punto de irse, pero Isabel corrió efusiva hacia ella y le agarró la mano.
—¡Beli! —Sonreía radiante—. ¡Me alegra muchísimo que hayas venido! Vamos a ir al bar, ¿ vienes con nosotros?
—No...
—¡No seas aguafiestas! —Sin darle opción, se enganchó como garrapata del brazo de Belén—. Cristian, ¿tú qué dices?
Cristian estaba detrás de ella, con la mirada fija en Belén. —Vamos juntos.
Al final, la arrastraron al auto casi a la fuerza.
Las luces de neón parpadeaban tras la ventanilla, iluminando el perfil concentrado de Cristian al volante, mientras Isabel se apoyaba cariñosa en su hombro y sonreía dulcemente.
Belén desvió la mirada, observando ensimismada el paisaje que volaba tras el cristal, y de repente recordó una frase que él le había dicho.
—Beli, yo siempre te amaré solo a ti.
"Cristian, en ese entonces no me dijiste que…"
"En realidad, "siempre" era tan corto".
En el reservado del bar, las luces eran tenues y la música retumbaba ensordecedora.
Belén se sentó silenciosa en una esquina, como si fuera invisible, viendo cómo los demás reían y jugaban felices.
Isabel insistió con efusividad en que se uniera al juego, y en la primera ronda, Cristian fue el que perdió.
—Hasta ahora, ¿a cuántas personas has amado? —Por ahí bromeó alguien.
La mirada de Cristian osciló entre Belén e Isabel; finalmente, levantó orgulloso la copa. —Prefiero beber.
El sonido de los vasos al chocar era agudo y penetrante, y Belén sintió como si alguien le arrancara un pedazo de carne viva del pecho.
El silencio, en sí mismo, ya era una respuesta.
Así que, en verdad, él se había enamorado de dos personas a la vez.
En la segunda ronda, fue ella quien perdió, y la verdad que le tocó decir era tan incómoda que no pudo soportarlo.
—Bebo. —Cogió el vaso y lo apuró de un trago.
Copa tras copa, el licor le quemaba el estómago, el punzante dolor la hacía sudar frío.
—Ya no... ya no puedo beber más... —Negó, exhausta.
—¡Alguien puede beber por ti! —Propuso uno.
Justo cuando Cristian iba a levantarse, de inmediato Isabel le cogió la mano. —Según las reglas, solo el novio puede beber por ella.
Sonrió con dulzura. —Y ahora tú eres mi novio.
Él se quedó inmóvil, y solo pudo mirar perplejo cómo Belén seguía bebiendo.
Cuando Belén volvió a alzar la copa, Cristian no pudo contenerse y quiso detenerla, pero en ese momento se oyó un grito ensordecedor a lo lejos. —¡Isabel se ha torcido el tobillo en el baño!
Sin dudarlo dos veces, Cristian se giró y se fue corriendo.
El reservado quedó vacío en un dos por tres; todos salieron despavoridos al baño.
Belén ya no pudo resistir más. Una bocanada de sangre fresca manchó su copa.
Con manos temblorosas, marcó el número de emergencias, y luego se sumió en la completa oscuridad.
...
En el pasillo del hospital, Cristian angustiado ayudaba a Isabel, que se había torcido el tobillo, a hacerse un chequeo.
Una enfermera empujaba a toda prisa una camilla. —¡Apártense! ¡Paciente con cáncer gástrico en estado shock por intoxicación alcohólica!
Por debajo de la sábana asomaba una muñeca pálida, en la que llevaba la pulsera plateada que Cristian reconocía a la perfección.
Había sido su regalo de cumpleaños para Belén, cuando cumplió dieciocho años.
Sintió un vuelco total en el corazón y estuvo a punto de ir corriendo tras la camilla para preguntar quién era la paciente, pero en ese momento Isabel salió del consultorio. —Cristian, me duele mucho el pie...
Enseguida Cristian apartó la vista y se volvió para ayudar a Isabel.
...
Cuando volvió en sí, el olor a desinfectante del hospital le picaba en la nariz a Belén.
—Señorita Belén, su enfermedad ha empeorado demasiado, por lo tanto necesita ser hospitalizada de inmediato. —El médico se ajustó las gafas con una expresión grave.
Belén lo negó. —No hace falta.
—Pero...
—Esto no tiene cura. —Lo interrumpió con calma—. Sé bien cuál es mi situación.
El médico miró perplejo el informe y finalmente suspiró. —Le quedan solo unos cuantos días... Si hay algo que quiera hacer, hágalo cuanto antes.