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Capítulo 11

Micah no conocía a Bradley personalmente, pero estaba al tanto de su reputación como uno de los ejecutivos más exigentes de su medio, así como de su objetivo primordial, que era obtener ganancias para su empresa; cualidad que le parecía la más importante. Tal vez, había llegado el momento de concertar una reunión con ese hombre. Él volvió a sentarse en su escritorio, para abrir en su computadora el perfil público del señor Gould, ya que no era su costumbre ir a una batalla sin estar preparado. Después de eso, todavía pudo dormir alrededor de tres horas. De manera que, cuando sonó el despertador, él se levantó apresuradamente para darse una ducha y dirigirse a la cocina a prepararse un desayuno ligero de pan francés y café. Cuando estaba a punto de entrar en su oficina, sonó el teléfono. Morton Cavanaugh rara vez lo llamaba tan temprano. De cualquier manera, él contestó de inmediato, pero en lugar de la voz de su padre, escuchó el grito agudo de su madre. "¡Micah! ¡Llama a tu exesposa!", exigió Judy. "¡Ordénale que elimine esa publicación! ¡Está arrastrando por el lodo el nombre de nuestra familia!". Con una reacción instintiva, él alejó el teléfono de su oreja antes de que la chillona voz de Judy perforara su tímpano. En ese momento se alegró de haber pasado la noche en su condominio de Emerald Hill, ya que, si hubiera regresado a la casa de Hyacinth Park, no habría tenido un momento de paz. Micah puso la llamada en altavoz y colocó el teléfono sobre su escritorio, a una distancia conveniente. "No deberías haber publicado esa nota sobre el anillo de diamantes. ¿Viste que ella no lo robó? Fue Felicia. Darya solo se está defendiendo, como lo haría cualquier persona en su posición". "¿Por qué la defiendes?", gritó Judy. "¿Me estás culpando?". Micah no respondió, pues no quería echarle más leña al fuego. "¿Cómo iba a saber que esa tipa no tomó el anillo?", se quejó Judy. "Ella podría haber hablado conmigo antes de ponernos en vergüenza. Ahora todo el mundo se está riendo de nosotros". Como de costumbre, en lugar de admitir su error, Judy hizo responsable a Darya. Aunque esta vez, también señaló a su hijo. "Es culpa tuya, porque siempre te dije que no debías casarte con esa mujer. No es nadie que pudiera ayudarte en la empresa o en tu imagen pública. ¡Mira ahora lo que ha hecho! Si tan solo me hubieras escuchado en ese entonces, no estaríamos en este lío". "¡Basta!", dijo Morton arrebatándole el teléfono a su esposa. "Micah, ya no se trata del anillo de diamantes o de tu divorcio. Las cosas se están saliendo de control. Esa publicación está siendo muy perjudicial para la imagen de la empresa, ¡mira el precio de las acciones! Acabo de ver una petición en línea para boicotear los productos de Zenith y ya ha acumulado miles de vistas; además, la gente la está reenviando sin parar. Tienes que actuar de inmediato y parar esto o acabarán con nosotros. Ponte en contacto con la plataforma. ¡Pídeles que eliminen la publicación!". "Ya lo hice", contestó él con frialdad. “La plataforma se niega a cooperar”. "¡¿Qué?! ¿Les ofreciste algo de...?". "Sí, una buena cantidad", lo interrumpió Micah. "Sin embargo, se resisten a ceder. Para empezar, tiene que quedar claro que no fue culpa de Darya. Lo único que nos queda por hacer en este momento es emitir una disculpa pública”. "¡¿Qué?! ¿Pedirle disculpas a esa p*rra?", gritó Judy en el fondo. "¡Jamás!". Micah cerró los ojos, mientras dejaba escapar un largo suspiro. Tratar con su madre a veces era más agotador que administrar una empresa de mil empleados. Él se preguntó cómo la manejaría Darya, quien fue la que realmente convivió con ella esos tres últimos años. Tal vez había estado mal y fue muy egoísta de su parte pasar más tiempo en el condominio que en su casa. Sin embargo, ya no tenía sentido acordarse de eso, como decía la gente: a lo hecho pecho. Micah se desplazó por la publicación de Darya nuevamente, y se dio cuenta de que estaba ganando más comentarios, además de que la gente la retuiteaba cientos de veces por segundo. De repente, se le ocurrió que ella podría pensar que él estaba detrás de la publicación original. Después de todo, había salido de la cuenta oficial de Zenith. ¿Se había sentido herida? Tal vez ella creía que él era vengativo y... ¡Tacaño! Después de todo, ¿qué tipo de hombre pide que le devuelvan el anillo de bodas después de un divorcio? Para empezar, ella ya lo veía como un tipo infiel. Y ahora eso... Micah frotó su entrecejo; todavía no eran las siete de la mañana y ya estaba sintiendo el segundo dolor de cabeza del día. "¡Hijo! ¿Oíste? ¡Contesta!". La voz profunda de Morton fue reemplazada una vez más por la de Judy. "No me importa cómo lo hagas, o cuánto dinero cueste, ¡pero tienes que desaparecer esa publicación! ¡Y tu exmujer es la que debería disculparse, no nosotros!". Micah escuchó el tono de la línea vacía, mucho tiempo después de que Judy colgó. Intentó llamar a Darya y, como era de esperar, ella no respondió. Si todavía no lo había bloqueado, debía tener apagado su teléfono. Micah trató de recordar cuáles eran los lugares que ella frecuentaba, o quiénes eran sus amigos; tal vez podría localizarla a través de algún conocido. Al darse cuenta de que no tenía la menor idea de quién era Darya, concluyó que estuvo casado con una extraña, durante tres largos años. Él tenía más información sobre el portero de su condominio, que sobre ella. Además, ahora estaban divorciados ¿Tenía el derecho de seguir acosándola? Micah llamó a Elliott desde su auto, mientras conducía hacia su oficina. "¿Has encontrado algún rastro de ella?". Su asistente no necesitaba preguntarle a quién se refería. "Todavía no. Seguimos buscando, pero hasta ahora, ninguno de nuestros colaboradores ha tenido suerte". Darya Miller parecía haberse esfumado después de salir del hospital el día que le pidió el divorcio. Y aunque Elliott había obtenido una copia de las imágenes de vigilancia del hospital que la mostraban entrando en el ascensor, no había ninguna donde ella saliera. Alguien había manipulado las cámaras o había desaparecido el video. “Estoy trabajando con un especialista para restaurar las grabaciones del hospital”, continuó Elliott. "Mientras tanto, he enviado a otro equipo a indagar por el edificio. Pero yo diría que la señorita Miller ha abandonado la ciudad". "¿Cómo lo sabes?". Micah no quería creerlo, pero, por el momento, no existía otra explicación, ya que su equipo no podía hallar ningún rastro de esa mujer. Además, Elliott era extremadamente minucioso. Había enviado a sus hombres a diferentes hoteles, sin olvidar los hostales más económicos de la metrópoli y habían indagado en todos los lugares donde recibían huéspedes; incluso en los 'bed and breakfast' de las zonas turísticas. Asimismo, él estaba monitoreando la tarjeta de crédito que Micah le dio a Darya, así podrían localizar dónde había realizado alguna compra. Sin embargo, tampoco por ahí tuvieron resultados. Incluso contrató a un investigador privado, un hombre que llevaba décadas de experiencia rastreando a deudores bancarios. No obstante, Micah le pidió a Elliott que siguiera buscando. Un poco después, Zenith retiró la publicación donde acusaban a la señorita Darya Miller de robo. Y una hora antes de que abriera el mercado de valores, la empresa emitió otro comunicado donde se disculpaba sinceramente por ese "desafortunado malentendido".

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