En el tercer año de matrimonio, mientras su esposo se bañaba, Elisa Hernández vio por accidente los mensajes en su teléfono.
[Simón Vázquez, desde que me alejé de ti he estado muy mal. Te pienso todos los días].
[Mañana me voy a casar. Mi único deseo es verte una última vez antes de casarme y entregarte mi primera noche. Te esperaré media hora; si no vienes, me suicidaré].
En el instante en que vio esos dos mensajes, Elisa sintió como si un rayo la hubiese atravesado.