Capítulo 98 Investigar la verdad
Julia seguía tranquilizando con dulzura al niño en sus brazos. Poco a poco, aquel rostro, antes lleno de terror, comenzó a relajarse.
Al cabo de un rato, el pequeño se quedó dormido en el regazo de Julia.
Ella, con sumo cuidado, lo recostó de nuevo en la cama y lo arropó con la manta.
—Realmente le agradezco muchísimo —dijo el director del orfanato con sincera gratitud.
No solo le daba las gracias por calmar al niño en ese momento, sino también por haberle salvado la vida.
—Esto era lo que debía hacer, no tiene por qué agradecerme —respondió Julia.
Aunque ya se hubiera retirado del ejército, el juramento hecho en servicio seguía siendo el principio que guiaba toda su vida.
—Si el niño llega a presentar algún problema, puede ponerse en contacto conmigo —añadió Julia, entregándole sus datos al director antes de salir de la enfermería.
Apenas cruzó la puerta, se topó con Diego, que estaba de pie en la entrada.
¿Por qué Diego estaba allí?
Julia intentó rodearlo para seguir su camino, pero

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