Capítulo 99 Mis patentes, ¿ustedes creen que pueden usarlas?
—¿Y eso...? —Julia miró con sospecha la almohada en manos de Bruno. No podía ser lo que ella imaginaba, ¿verdad?
—Esta noche quiero dormir en tu habitación —dijo Bruno.
—¿Por qué motivo? —preguntó Julia.
—Solo, en mi cuarto, me da miedo. Tú eres mi guardaespaldas, ¿no deberías protegerme? —respondió Bruno.
Julia casi se atragantó con su propia saliva.
¿Bruno, con miedo? Ella lo había visto derribar a todos los que lo atacaban con una brutalidad impresionante. Incluso cuando le apuntaron a la cabeza con un arma, había arrebatado la pistola sin que su expresión se inmutara.
Y aun así, justo ahora, con el rostro serio, le decía aquello.
—¿Acaso no tienes guardaespaldas apostados fuera de tu habitación? —replicó Julia. En ese viaje a la isla habían venido varios hombres de la familia López, encargados de custodiar la seguridad de Bruno.
—Ellos no son tú. Solo confío en ti —contestó Bruno.
De pronto, Julia se quedó sin palabras.
Soltó un largo suspiro y al fin dijo: —Está bien, duerme en la

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