Capítulo 10
Por casualidad, esa joyería estaba dentro del mismo centro comercial.
A los pocos minutos, Rubén entró en la tienda acompañado de Susana.
El gerente, al verlo, se apresuró a acercarse con una sonrisa y le presentó una caja de terciopelo que contenía un anillo de zafiro resplandeciente.
—Señor Rubén, tal como usted pidió, hemos grabado en el interior del aro la fecha de su boda con su esposa.
Rubén asintió levemente, con una sonrisa apenas visible en los labios. —Bien, envuélvalo.
Los ojos de Susana se iluminaron al ver el anillo; el brillo azul la hipnotizó por completo, sin siquiera escuchar lo que decía el gerente.
—¡Qué anillo tan hermoso! —exclamó emocionada, convencida de que era para ella—. No lo envuelva, póngamelo ahora mismo.
Dicho eso, extendió la mano con entusiasmo.
El gerente quedó en una posición incómoda, se tocó la nariz y murmuró: —Eh... Señorita...
—Susana. —La voz de Rubén fue serena, casi fría—. Ese anillo es para Ángela. Escoge otro.
Tomó el anillo de las manos del

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