Capítulo 27
Después de medio año de tratamiento, los pulmones de Ángela sanaron por completo.
El médico le dijo que, una vez que diera a luz, podría volver a bucear.
Dos meses después, dio a luz a unos adorables gemelos.
Bajo el cuidado de José, Ángela se recuperó de maravilla.
Una tarde, mientras los niños dormían la siesta, José le dijo de pronto: —¿Te gustaría ir a bucear?
Ángela asintió sin pensarlo. —Claro que sí, pero los niños aún son pequeños. Esperemos a que crezcan un poco más y vayamos juntos, ¿sí?
José sonrió. —No, nos vamos ahora mismo.
Dicho esto, tomó su mano y la llevó hacia la salida.
Ángela quedó perpleja. —¿A dónde vamos?
José respondió con misterio: —Lo sabrás cuando lleguemos.
En el helipuerto, fuera de la villa, un lujoso avión privado los esperaba.
Ángela lo miró, sorprendida. —¿Vamos al extranjero? No traje mi pasaporte...
José sacó dos pasaportes del bolsillo. —Ya los tengo.
Ángela soltó una risa. —Entonces, ¿ya habías decidido que hoy me llevarías a bucear?
José respondió

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