Capítulo 29
Federico soltó un suspiro, contuvo su carácter y habló en un tono suave.
—Josefina, no te enojes, ábreme la puerta.
Ella no respondió.
Él continuó con voz apacible, intentando persuadirla con dulzura.
Pero la persona dentro seguía sin emitir sonido alguno.
Pasaron unos minutos y la paciencia de Federico se agotó.
—¿No te da miedo que despierte a tu abuela?
Entonces, llegó una respuesta desde adentro.
—Haz ruido.
De hecho, deseaba que su abuela fuera despertada por los alborotos de Federico.
Él se sintió irritado, pero no se atrevió a alzar la voz.
Aunque la abuela de ella aparentaba tenerle cariño, en realidad, jamás se ponía de su parte. Si la abuela se despertaba, lo único que haría sería culparlo por haber hecho enojar a su querida nieta.
Años atrás, cuando él y Josefina discutieron por temas del desarrollo de la empresa y algunos asuntos relacionados con su madre, la situación llegó al punto de querer separarse.
Ella, furiosa, se mudó de nuevo a esa casa y, aunque él intentó reconq

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