Capítulo 24

Florencia estalló en insultos: —¡¿Ustedes fueron enviadas por esa perra de Catalina?! Apenas terminó de hablar, una bofetada sonora le cruzó el rostro con violencia. Aquellas mujeres no eran cualquier cosa: todas estaban entrenadas y no se andaban con rodeos. La cachetada fue tan fuerte que Florencia cayó al suelo de inmediato. Las mujeres se posicionaron frente a ella, mirándola desde arriba con una frialdad intimidante. —Cuida esa boca. ¿A quién llamaste perra? Florencia jamás había sido humillada de esa forma. Nunca había perdido tanto el control. Totalmente fuera de sí, empezó a soltar maldiciones cargadas de odio. —¡Claro que hablaba de Catalina, esa maldita perra! ¡¡Perra, perra, perra!! ¡¿Por qué no se ahogó la última vez que cayó al agua?! ¡Paf! Otra bofetada le cruzó la cara sin piedad. Florencia quedó aturdida, viendo estrellas y con un zumbido ensordecedor en la cabeza. Alguien la tomó del cabello y lo jaló con fuerza. —Dilo otra vez. ¿Quién es la perra? El odio que Florenci