Capítulo 40
[Lo de ella no termina ahí. Escuché rumores de que esa señora Guzmán es altanera y mandona. ¡Hace poco, hasta la abuela del señor Alejandro terminó hospitalizada del coraje que le hizo pasar!]
[¿No fue que se metió en la cama de Alejandro para casarse con él? Entonces, ¿con qué derecho se comporta así?]
[¡Casarse con Alejandro ya es un logro! En este país es tan difícil divorciarse... Si ella se aferra a no firmar, ni siquiera Alejandro puede hacer nada, ¿no?]
[Uf, ahora entiendo por qué Alejandro sigue enganchado con su primer amor... con una esposa así... yo tampoco querría verla ni en pintura].
[¡Que el señor Alejandro se divorcie ya y se quede con la señorita Valentina!]
Catalina aún no terminaba de leer los comentarios cuando sonó su teléfono.
Al ver el nombre en la pantalla, su expresión cambió sutilmente y contestó la llamada.
—Catalina. —La voz al otro lado era grave y suave, claramente masculina.
Sostuvo el teléfono con delicadeza y respondió en voz baja: —Pedro.
—Perdón... es

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