Capítulo 41
Catalina y Pedro giraron la cabeza al mismo tiempo.
Una figura esbelta se acercó hasta situarse frente a ellos, seguida por un hombre apuesto de expresión fría y distante.
—Qué coincidencia. —Fue Valentina quien rompió el silencio con una sonrisa—. ¿La señorita Catalina también vino a comer aquí?
Catalina le lanzó una mirada de soslayo y apartó la vista con indiferencia.
—¿Se te ofrece algo?
Valentina miró a Pedro. —¿Este caballero es... amigo de la señorita Catalina?
Catalina respondió con frialdad: —No veo qué relación tenga eso contigo.
Valentina no se inmutó. —Es raro encontrarse con la señorita Catalina por aquí. ¿Les molesta si compartimos mesa?
Pedro se extrañó, a punto de negarse, pero Catalina se adelantó.
—Está bien.
Pedro la miró con cierta intensidad.
Catalina le guiñó un ojo, y Pedro comprendió todo.
Alejandro observó la escena, y su mirada, ya oscura, se tornó aún más sombría.
La última vez, fue Pedro quien salió en defensa de Catalina... ¿será que se conocen bien?
Alejan

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