Capítulo 52

En algún punto apoyé mis pies contra una de las puertas del carro y casi salieron volando cuando Kieran la abrió. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando sentí sus frías manos sobre mis tobillos. Creí que me jalaría para sacarme del auto, así que comencé a patearlo. Mi primera patada incrustó mi puntiagudo tacón en su pecho. Aunque gimió, no me soltó ni intentó sacarme del vehículo. Con cuidado, metió mis piernas al auto. Después se sentó junto a mí y cerró la puerta. Yo me moví hasta el otro extremo del asiento, pues quería mantener la mayor distancia posible entre nosotros. El interior de mi carro estaba oscuro y afuera tampoco había luz, así que no podía ver el rostro de mi captor. Incluso así, sabía que sus ojos estaban ocultos por su gorra. Alcé mi mano para encender la luz del techo, pero él me detuvo, tomándome de la muñeca. Luego me empujó hacia él. A mi nariz llegó un fuerte olor a nicotina, mezclado con lo que probablemente era su perfume, que se reducía a notas amargas, li