Capítulo 73
En la azotea, el viento soplaba con fuerza y Nancy, con los nervios tensos, trataba de identificar con atención los sonidos del exterior.
Con un "¡bang!", resonó el golpe de la puerta de hierro al ser empujada.
"¡Maldición, me encontraron!"
Nancy contuvo la respiración y aferró con fuerza el palo que acababa de encontrar.
En el instante en que la puerta se abrió, sin pensarlo, alzó el palo y lo agitó a ciegas, golpeando sin rumbo.
Pero, al segundo, alguien se lo arrebató y, de inmediato, todo su cuerpo quedó atrapado en un abrazo.
—¡Suéltame!
Gritó mientras forcejeaba, hasta que, por encima de su cabeza, escuchó una voz familiar.
—¡Nancy! Soy yo, ¡Teodoro!
Ella alzó la cabeza de golpe y se encontró con esos ojos profundos como tinta de Teodoro.
Fue entonces cuando comprendió que estaba a salvo.
La cuerda tensa en su interior comenzó a aflojarse poco a poco.
Sus piernas cedieron y todo su cuerpo se desplomó hacia el suelo.
—¡Cuidado!
El brazo de Teodoro se adelantó y la sostuvo con firm

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