Capítulo 84
Pero Teodoro ya no tenía las palabras amables de antes; sus cejas y su mirada, frías y cortantes, parecían una hoja de cuchillo a punto de desenvainarse. —¿Qué pasa? ¿En quién piensas con tanta concentración?
Aquellas palabras, cargadas de sarcasmo, dejaron a Nancy desconcertada por un buen rato.
"¿Será que hoy Teodoro está de mal humor?"
—Señor Teodoro, ¿quién lo ha molestado hoy para que hable con un tono tan irónico?
—Me crucé con una mujer desalmada y me engañó.
Nancy hizo mala cara. —¿Un hombre tan inteligente como usted aún puede ser engañado?
—Sí. ¿Y quién me manda a mí ser tan ingenuo?
"¿Ingenuo?"
Nancy arqueó una ceja, recordando que cada vez que ella se le acercaba para provocarlo, él se sonrojaba hasta las orejas. Se quedó pensativa.
—En ciertos aspectos, es verdad que el jefe Teodoro es ingenuo.
Teodoro se quedó sin palabras y, ya sin poder contenerse, habló con frialdad.
"¿Nancy no había captado la indirecta?"
—Al mediodía, en el restaurante, te vi con José. ¿Ustedes han v

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