Capítulo 23
A las siete de la noche, Gisela llegó puntualmente a la puerta de la universidad.
Al ver aquel Toyota familiar, Gisela avanzó hacia él.
Martín le abrió la puerta con respeto. —Señora Gisela, por favor.
El asiento trasero estaba vacío. Él explicó: —El señor Federico la espera más adelante. Yo solo vine a recogerla primero.
Gisela asintió y subió al auto.
Durante el trayecto, pensó un momento y decidió preguntar: —Martín, el día que fuimos a sacar el certificado... ¿fue Federico quien te pidió usar este auto para recogerme?
—Sí, así fue. Ese día el señor Federico me indicó específicamente que usara mi auto —respondió Martín con una sonrisa tímida—. La verdad, estaba bastante nervioso... mi carro es viejo, y estaba preocupado de que él no se sintiera cómodo.
Gisela añadió: —¿Te dijo por qué?
—No, y yo tampoco me atreví a preguntarlo.
Ella lo había adivinado: Federico había pedido deliberadamente que Martín usara ese auto.
El motivo... solo él lo sabía.
Cinco minutos después, el auto se de

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