Capítulo 70
Mientras hablaba, volvió a ponerse seria y dijo: —Gise, aunque tú y mi hermano al principio fueron un matrimonio por acuerdo, cada uno obteniendo lo que necesitaba, créeme: mi hermano sin duda se había encariñado contigo.
Gisela apretó los labios y bajó la mirada sin decir nada; por dentro tenía un gran desorden.
Federico era un hombre que se encontraba muy por encima de las nubes, alguien a quien ella solo podía mirar desde lejos.
Él aceptaba ser su esposo por acuerdo, pagaba los gastos médicos de su madre y le ofrecía los mejores recursos médicos; con eso ella ya se sentía más que satisfecha.
No se atrevía a esperar que Federico realmente se encariñara con ella.
...
Esa noche, después de ducharse, Gisela escribió un rato más su tesis.
Cuando cerró el ordenador, sonaron unos golpes en la puerta: toc, toc, toc...
—Adelante.
La puerta se abrió y Federico entró.
—Señor Federico. —Las pestañas de Gisela temblaron ligeramente.
Él dijo: —En adelante, deja que el chófer te lleve a la empresa

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