Capítulo 22

El tiempo pasó volando, y pronto llegó el día de la competencia. En el circuito, los autos de carreras, de todos los colores, ya estaban en posición, alineados según el orden del sorteo. Ana estaba en la tercera fila, ni demasiado buena ni demasiado mala. Había muchos pilotos participando; era un evento internacional de gran magnitud. Ana respiró hondo, sintiendo una presión inexplicable. En sus competencias nacionales, como mucho había competido frente a un centenar de personas, pero esta, con casi mil participantes, era su primera vez en una competencia de tal tamaño. Justo cuando Ana intentaba calmarse, José apareció de repente a su lado. Ahora, ya no estaba tan desaliñado como días antes, pero en sus ojos aún se notaba un cansancio evidente. Ella le echó un vistazo y luego desvió la mirada. En los últimos días, José la había estado esperando abajo. Pero Ana nunca lo había visto. Sin embargo, notó que José llevaba puesto un traje de carreras. La familia Gómez, como era de esperarse,