Capítulo 105
Pase lo que pase, no se puede ir en contra del propio estómago.
Me senté frente a la mesa del comedor. Salvatore me lanzó una mirada indiferente y alzó la mano para limpiarme la comisura de los labios.
Bajé con rabia la cabeza sin decir una palabra.
Salvatore no me dejaba salir en lo absoluto; insistía en que comiera en la suite. Por suerte, nuestro dormitorio principal estaba perfectamente equipado y no nos faltaba nada; sin embargo, eso también hacía muy difícil que yo encontrara una excusa para salir.
Mientras comía, mis ojos se movían con agilidad de un lado a otro e hice mala cara.
—¿Qué pasa, acaso no te gusta la comida?
—No es eso. —Sacudí la cabeza, dejé a un lado el cuchillo y el tenedor y, de repente, lo miré—. ¿Cuándo voy a poder salir?
Salvatore se enojó. —¿Todo el día pensando en salir? ¿Acaso no sabes que tu estado es muy delicado?
Respiré profundo y dije: —Solo es un dolor de cabeza. El médico ya me recetó analgésicos, esto no me impide hacer una vida normal. ¿En serio p

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