Capítulo 107
Lo miraba a los ojos; nunca había estado tan lúcida como en ese momento.
—Ellos tienen razón: no tengo dignidad, ni amor propio y me rebajo detrás de ti, siguiéndote siempre sin ninguna idea propia, girando en torno a ti todo el día, con la cabeza vacía...
Sonreí con ironía. — ¿Quién no odiaría a alguien así? Yo también me odio en el alma, por eso entiendo que tú me odies.
—No tienes por qué sentirte culpable por divorciarte de mí, Salvatore. El amor nunca ha sido justo y, además, la sociedad de hoy en día es bastante abierta: si dos personas no son felices juntas, el divorciarse es lo más normal...
No alcancé a terminar cuando de pronto Salvatore me sujetó las mejillas con tanta fuerza que parecía querer romperme en pedazos.
Me miró con frialdad. —Recuerdo haberte advertido que no volvieras a pronunciar la palabra divorcio.
Cerré la boca con impotencia; de repente sentí que era imposible comunicarme con Salvatore.
En su mente, por más veces que lo repitiera, siempre pensaría que lo ha

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