Capítulo 130
Apoyé la barbilla en la mano, mirándolo con cierto desinterés. —¿Qué pasa? ¿Acaso no puedo venir?
Gonzalo dejó escapar una risita irónica. —Llevas cinco años casada con Salvatore y jamás habías aparecido en un lugar así, sobre todo cuando Valeria estaba presente. Siempre deseabas que Salvatore no se encontrara con ella.
—¿Ah, sí?
Moví la barbilla con cierta pereza y murmuré enseguida: —Así que antes yo era tan insensible.
Gonzalo me miró enojado y, después de un tiempo, por fin dijo una frase.
Salvatore ya sabe que intentaste suicidarte cortándote las venas.
—Ajá. —Mi reacción seguía siendo indiferente.
Carlos también me miró de arriba a abajo, sin decir ni una sola palabra.
Como si pensara que yo era incorregible, Gonzalo hizo mala cara.
Después miró hacia los asientos de Carlos y míos. —¿Quién decidió sentarlos juntos?
—¿Y qué? —volví a cambiar de postura.
—Salvatore y Valeria están sentados uno al lado del otro. ¿Quién lo organizó? ¿Acaso no es evidente?
Gonzalo se ensombreció en el

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