Capítulo 142
De repente, me planté con firmeza frente a Salvatore y lo miré a los ojos. —Valeria es para ti lo mismo que Carlos es para mí.
Lo dejé a él decidir.
—Así que, antes de reprocharme, piensa primero en cómo actúas tú mismo.
—Solo palabrería. —Me interrumpió Salvatore.
Me empujó enojado contra la puerta a mis espaldas y, con la mirada fija en mí, dijo en voz baja: —Sabes perfectamente que no es lo mismo.
¿Y por qué no lo era?
¿Acaso estaba justificado que él siempre coqueteara con otra?
¿Y el hecho de que yo me relacionara con Carlos significaba que tenía un interés oculto?
Y aunque lo hubiera hecho, era porque él me había obligado.
Para mí, este matrimonio hacía tiempo que no era más que una simple fachada; yo no consideraba a Salvatore mi marido. Entonces, ¿con qué derecho se entrometía en mis asuntos?
Esa actitud altiva y agresiva resultaba insoportable.
Apenas intenté forcejear, él me sujetó la muñeca de manera instintiva.
Pero, en cuanto me rozó, pareció darse cuenta en ese momento de

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