Capítulo 16
Desesperada, Yolanda quiso correr tras él para salir de ahí.
Pero no había dado ni unos pasos cuando alguien la hizo tropezar y cayó de bruces al suelo; al instante, carcajadas estallaron sobre su cabeza, y el terror la invadió por completo.
Intentó levantarse para huir, pero sentía que se había torcido el tobillo.
Al intentar incorporarse, el dolor era insoportable, así que decidió arrastrarse hacia la puerta: de cualquier manera, tenía que salir de allí cuanto antes, porque lo que la esperaba era un verdadero infierno.
Y esos hombres, como una jauría salvaje,
La rodeaban, babeando y observándola como si fuera una presa, siguiéndola sin prisa, disfrutando ansiosos de la escena.
Cuando, por fin, estuvo a punto de llegar a la puerta, la arrastraron de vuelta varias veces, repitiendo el juego hasta que se cansaron y finalmente la sujetaron.
Luego, colocaron una cámara de video a un costado.
—¡Ustedes, suéltenme!
Yolanda forcejeó con todas sus fuerzas.
Uno de los hombres le dio una cachet

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