Capítulo 18
Yolanda luchó con todas sus fuerzas.
Porque había presenciado con sus propios ojos cómo a Andrea le arrancaron la piel sin anestesia, de forma brutal, y aquel dolor era peor que la muerte misma. Cuanto más se había regocijado en ese grotesco momento, más desesperada se sentía ahora.
En cuestión de segundos, la ataron a la mesa de operaciones.
Jaime se sentó, frío e imperturbable, en la sala de observación, como si solo estuviera viendo una cirugía, sin que en sus ojos asomara la menor pizca emoción.
Cuando todo estuvo listo, tomó el micrófono a su lado y ordenó con calma: —No usen anestesia. Injerten piel en la señora Elisa en la misma proporción que corresponda al área quemada. Que esta relación de madre e hija quede sellada para siempre, pero asegúrense de que sobreviva.
Elisa tenía quemaduras en el setenta por ciento de su cuerpo.
Todo el procedimiento se realizó sin anestesia alguna, cortando el mismo porcentaje de la piel de su cuerpo de manera forzada. Aquello no era diferente a

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