Capítulo 12
Clara salió de la habitación de puntillas.
El pasillo del hotel estaba desierto.
Pero alcanzó a oír vagamente voces.
Instintivamente, Clara siguió la dirección de aquellas voces.
Si lograba encontrar a alguien, pedir prestado un celular y contactar a Pedro, él seguramente podría llevarla a casa.
Frente a una suite, a través de la rendija de la puerta, Clara escuchó el bullicio en el interior.
—Dicen que la pieza estrella en la subasta de hoy es una tarjeta de habitación. ¿Quieres conseguirla?
—¿Una tarjeta de habitación? ¿Y qué gracia tendría eso? Pero si la ponen como pieza final, ¿será que... Hay algo divertido dentro del cuarto?
—Adivinaste. Dicen que hay una belleza.
—¿Una mujer? Nosotros no carecemos de mujeres. Aunque sea una suite ejecutiva, ¿qué puede tener de especial regalar una mujer?
—¿Acaso Emilio no se acaba de casar hace unos días? ¿No será que es...
—¡Shh! ¿Quieres morir? ¿Cómo te atreves a mencionar el nombre de la señorita de la familia Campos? ¿No sabes cuánto la con

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