Capítulo 13
Esa voz era de Emilio.
Aunque sonaba confusa, como si estuviera ebrio, Clara estaba segura.
La puerta se cerró.
En ese momento, la gran pantalla de la habitación se encendió.
Clara vio que transmitía en vivo la subasta que se celebraba esa noche en el hotel.
Lo que se estaba llevando a cabo era la puja por la última pieza.
Vio aquella tarjeta de habitación colocada sobre la mesa de subasta, y a los hombres abajo casi enloquecidos, levantando sus paletas a la vez.
—¡Diez mil dólares!
—¡Ofrezco cincuenta mil dólares!
—¡Cien mil dólares!
—¡Ciento cincuenta mil dólares! ¿No puede subir más? ¡Quiero ser el primero en probar a la hija adoptiva de la familia Aguilar!
—¿Ciento cincuenta mil dólares? ¡Ofrezco trescientos mil! ¡Quiero ser el primero!
Clara apretó los labios con fuerza, mirando a esos hombres que parecían perder la razón, temblando de miedo.
Se lanzó hacia la línea telefónica, intentando repararla para pedir auxilio.
Pero fue inútil.
La gran pantalla parpadeó varias veces y la tr

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