Capítulo 200
Pero ahora, ya no quería perseguirlo más.
Así que sus penurias, ella no quería saberlas, tampoco se atrevía a saber.
Esta vez, Rocío aún no planeaba preguntar cuáles eran exactamente las penurias de Tomás.
Porque todo eso ya no tenía relación alguna con ella.
—Hiciste lo que creíste correcto, no te arrepientas de haberlo hecho. Creo que las decisiones que uno toma por instinto en momentos de peligro reflejan lo verdadero del corazón humano. En ese instante, no dudaste ni un segundo en salvar a Carmen, incluso cuando yo estaba tirada allí en un charco de sangre, tampoco dudaste en llevártela.
—Tomás, incluso si realmente tienes tus penurias, creo que Carmen también debe ocupar un lugar muy importante en tu corazón. ¿No crees? Por cualquier razón, ella es importante para ti, eso es algo que no puedes negarlo.
—Lo que debes hacer ahora no es preocuparte por mi seguridad aquí. Sino pensar en cómo vas a explicarle a ella tu fuga de la boda cuando regreses.
Rocío levantó la vista y le sonrió

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