Capítulo 274
Dicho esto, fue primero al vestidor a buscar ropa limpia y luego se dirigió al baño.
No fue sino hasta que se oyó el sonido del agua corriendo en el baño que Ana levantó cuidadosa la cabeza y dejó a un lado la bolsa de hielo. Apenas se puso de pie, el mayordomo se interpuso en su camino.
—Señora López, el señor Luis me ha ordenado que la vigile. Usted no puede salir del dormitorio. —Dijo el mayordomo con un tono cortés, pero sin el menor indicio de concesión.—Además, hay tantos guardaespaldas y sirvientes afuera, y la villa está llena de cámaras de vigilancia; no podría salir por la puerta principal, de todos modos.
—¿Luis quiere encerrarme aquí? —Ana lo observó con una mirada aguda, presionándolo con la pregunta.
El mayordomo mantuvo su expresión habitual y sonrió respetuoso: —Señora López, qué cosas dice usted. El señor Luis solo desea reconciliarse con usted; no quiere divorciarse, eso es todo, no es que quiera encarcelarla. Mientras usted esté dispuesta a reconocer sus errores, est

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