Capítulo 277
Al ver salir a Luis, lo saludaron con respeto: —Señor Luis.
Luis se detuvo, giró la cabeza para mirar a Ana, pero no dijo nada al respecto. Luego ordenó al mayordomo: —Cuida bien de la señora López. Mañana por la mañana vendré a desayunar con ella. Que las sirvientas preparen de nuevo de los platos que le gustan. Si ocurre algo, infórmame de inmediato.
—Sí, señor Luis. —respondió el mayordomo.
Luis apartó la mirada, pasó junto al mayordomo y se dispuso a bajar las escaleras para marcharse.
—Luis, detente un momento. —Ana intentó salir detrás de él, pero el mayordomo la detuvo extendiendo un brazo.
—Señora López, el señor Luis ha pedido que descanse bien en la casa. Si necesita algo, no dude en pedírselo a las sirvientas de la villa; ellas se lo traerán de inmediato. —El mayordomo fingió no notar la urgencia en el rostro de Ana y le habló en tono de consejo.
Ana quería que se apartara, pero ante la actitud firme del mayordomo, supo que era imposible.
Poco después, escuchó el sonido del

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