Capítulo 245
—Eso sí que tienes que cumplir.
Un susurro bajo y claro caía con suavidad como plumas, derritiéndose sobre su rostro.
Pum, pum, pum...
Su corazón se desbocó por completo.
David fijó su mirada en el rostro de ella, que intentaba torcerse en pánico. Extendió la mano hacia sí mismo, dobló un poco su cuerpo elevado para mirarla a los ojos al mismo nivel, acercándose cada vez más y bajando aún más su voz seductora.—Sabes no pienses en escapar, yo estaré vigilándote.
Viviana no podía oír nada de lo que él decía.
Solo oía los firmes latidos de su corazón en sus oídos.
Sus ojos, fijos en los labios de él, no pudieron evitar que tragara saliva.
Consciente de sus pensamientos un poco apropiados, su rostro en la palma de él se enrojeció de forma fugaz como un melocotón maduro, rosado, exhalando un aroma dulce tentador.
Sus ojos se oscurecieron, acarició su palma mientras su cabeza se inclinó lentamente, su aliento fresco y cálido como el humo de incienso rodeaba los labios de ella...
—¡Jefe David

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